El impacto del aislamiento social en la agricultura familiar
Autor: Hector Velásquez
Las medidas que viene tomando el gobierno peruano para enfrentar la pandemia del coronavirus son acertadas, porque pone como prioridad la vida humana sobre los objetivos económicos, para ello, se han tomado una serie de decisiones políticas para mitigar los impactos del aislamiento social en la vida cotidiana de las familias y hacer que estas sean llevaderas para algunos; para los informales y los pobres será un verdadero vía crucis. De igual manera, a los que están en la primera línea del frente de batalla para contener y tratar al coronavirus el Estado y la sociedad los están reconociendo y deben recibir todos los estímulos necesarios para que sigan cumpliendo esta noble tarea en la sanidad pública.
Sin embargo, hay un actor clave que está siendo invisibilizado en todo este problema de alta complejidad social, son los que han asumido el rol en el otro frente de batalla contra COVID 19 de proveer alimentos suficientes y de calidad para que la población no sufra el desabastecimiento y garantice la oferta de productos en todo el territorio nacional, para lo cual solo se han dictado medidas para que sigan trabajando en el campo y movilidad restringida para trasladar sus productos a los mercados. Debe quedar claro que la lucha contra la pandemia pasa por fortalecer la capacidad inmunológica y evitar que esta se deteriore por razones alimenticias y nutricionales, esto solo es posible teniendo productores y productoras labrando la tierra para seguir produciendo alimentos suficientes y de calidad.
Esta tarea ha sido asumida por los más de 2,200,000 pequeños y medianos productores que tienen la responsabilidad de abastecer el 70% de los alimentos que consumimos en el país, pero para cumplir esta importante tarea no basta autorizarles que sigan laborando, requieren mayor atención por ser un sector altamente vulnerable económica y socialmente. Es importante indicar, que en este grupo es donde se encuentra los mayores indicies de pobreza, los conductores de las unidades productivas son mayores de edad, el nivel educativo que tienen es primaria completa, no tienen derechos sociales ni laborales, no son sujetos de crédito y solo el 7.5% recibe asistencia técnica, además casi todos son considerados dentro del grupo de la economía informal.
Con seguridad la mayoría de los productores o productoras no serán beneficiarios de las medidas de emergencia económica que se están implementando, por no existir un sistema de registro nacional único que los incluya en los programas de apoyo social directamente. Se puede decir, que el mundo rural tiene su propia dinámica y está abandonada históricamente por los diferentes gobiernos de turno, pero le exigimos que sigan arriesgando sus vidas en producir alimentos buenos y baratos para las ciudades sin ningún respaldo concreto. El Estado debe entender que existe un fuerte impacto hacia la agricultura familiar que comprende:
• Los pequeños y medianos productores no tienen recursos suficientes para enfrentar una emergencia de esta naturaleza y cumplir con los protocolos de prevención de la infección.
• Tienen serias dificultades para acceder y trasladar jornaleros para que trabajan en las fincas, el cual genera mayores costos de mano de obra en situaciones de emergencia.
• Existen dificultades para acceder a insumos, semillas y abonos de todo tipo para realizar las labores agronómicas de manera oportuna.
• Abuso de los intermediarios que se aprovechan la emergencia para pagarles bajos precios a sus productos en especial en los productos frescos.
• Los productores que ya tenían establecido vínculos con los mercados alternativos (bioferias, mercados municipales, ventas directas a consumidores) los han perdido y ello está generando pérdidas económicas.
• Los productos perecibles se están perdiendo en el campo por falta de transporte en algunas zonas del país.
• Ausencia de logística para que los productores participen de manera eficiente en la cadena de comercialización.
Podemos seguir indicando un sin número de dificultados que ahora están padeciendo los productores y productoras, muchos están perdiendo su capital y si la situación continua así no podrá seguir sembrando, allí sí, empezaremos a tener problemas de abastecimiento. La oferta del MINAGRI con el mercado itinerante, es una buena alternativa, pero insuficiente para atender a todos los productores del país, se tienen que tomar medidas más audaces si queremos que la producción de alimentos siga en los niveles que requiere el país.
En el marco de la crisis generado por la pandemia es necesario la implementación de medidas directas que apoyen a la agricultura familiar para que continúe con la producción de alimentos, lamentablemente bajo las condiciones actuales no lo va poder hacer de manera adecuada, por lo tanto, se requiere medidas urgentes, como:
• Establecer también un bono de emergencia para todos los productores y productoras con menos de 5 hectáreas, esto ayudara a las familias rurales a enfrentar la crisis generado por la pandemia.
• Que los municipios compren directamente a los productores y productoras con los 200 millones que les ha proporcionado el Estado para atender a las familias altamente vulnerables.
• Hacerles entrega de semillas e insumos alternativos para que puedan manejar los cultivos en este periodo de emergencia.
• Facilitarles créditos a bajos intereses para que puedan continuar sembrando, de esta manera garantizar el abastecimiento de alimentos para los próximos meses.
• Establecer el mercado itinerante en los diferentes valles del país donde se acorte la cadena de comercialización de los productos.
• Precio justo a los productores en el campo, no podemos seguir manteniendo el sistema de comercialización que depreda a los productores, los descapitaliza y los expulsa del campo. (DESCARGUE ARTICULO COMPLETO)
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